Definición de Correveidile:

1. Persona que trae y lleva cuentos y chismes // 2. Blog de los amantes de la lengua de Cervantes


jueves, 6 de julio de 2017

Segunda entrevista colectiva: "Arturo ACCIO, de la A a la Z" (C2-Sábado) FINAL



Blog Correveidile: ¿Alguien ya te ha dicho que tu obra se parece mucho a la obra del poeta francés Charles Baudelaire? 

Arturo Accio: Sí, conozco a Baudelaire y es uno de mis escritores predilectos, y te mentiría si dijese que en los primeros libros no me influenció bastante el leer al poeta francés, Baudelaire, la obra que me interesa más de él se hace muy, muy interesante. Y creo que comparto con él, quiero pensarlo así, lo lúdico, lo que te hace soñar, aunque sea a veces terrorífico, pero sí, Baudelaire es clave, aunque me siento más identificado con Celine (se refiere al poeta también francés, Louis Ferdinand Celine). ¿Por qué? Bueno, porque son muy sencillos ambos para mí entenderlos, no tiene nada que ver con que sean franceses. He leído a otros escritores, por ejemplo, los norteamericanos que tienen cosas muy interesantes, entonces, creo que Baudelaire es así, como de los primeros libros que tienes que leer y que lo vas a tener toda la vida de cabecera; es un libro que es esencial para cualquier escritor o persona que intente escribir, arrancar con Charles Baudelaire. 

B. C.: ¿Crees que hay cierta semejanza entre Arturo Accio, Lord Byron y Charles Bukowski? 

A. A.: ¡Guau! De Lord Byron sí. En el caso de la Literatura gótica, pues sí. Es obvio que debe de haber un paralelismo con ellos. Yo la misma frase que digo: “Dejo que me contaminen”. Y es bueno abrirse y tomar sus ideas. Sobre el tercer escritor, te refieres a Bukowski, sí, lo he leído y me gustó bastante. Su manera de escribir también, tan desmitificada. Entonces, dejo que me contaminen los escritores y estoy seguro de que vendrá una contaminación positiva también de Brasil muy interesante, muy pronto. 

B. C.: En Brasil hay grandes poetas ¿Hay algún escritor brasileño que te guste o del que hayas oído hablar? 

A. A.: Acá casi no llega Literatura portuguesa o brasileña. Es una desgracia que siendo un país tan parecido a nosotros, sí, porque siempre digo que los brasileños son primos de nosotros, mexicanos, no tengamos tanto conocimiento de su Literatura y que lo poco que nos llegue del mundo portugués sea Coelho (se refiere al escritor brasileño Paulo Coelho). Es una verdadera lástima que no tengamos más interrelación con el mundo de habla lusitana, pero si me quieren mandar algunos links para leer algo de Brasil, se lo voy a agradecer bastante; de eso se trata, de crecer. De preferencia, escritores que estén vivos porque es muy importante que estén vivos, es más fácil conectar con alguien vivo… (risas). 

B. C.: Tus versos nos hacen reflexionar sobre las inspiraciones y aspiraciones del poeta al escribir. Arturo, ¿cuál fue tu motivación para escribir la antología Ángeles suicidas? 

A. A.: Es una muy bonita pregunta también. Hay un antes y un después de este libro. Hubo un antes y empecé a estudiar mucho lo que es la teoría social, como habrás captado dentro del libro empieza a haber una postura ideológica, y cuando saqué este libro dije: “Este va a ser el nuevo libro, con una idea clara, y luego quedó también una postura”. Y dije: “Este va a ser nuevamente mi primer libro”, e invité a muchos amigos para que me ayudaran a escribirlo, como habrán notado en cuanto al diseño, repetí una fórmula que ya había usado, pero ahora con mayor madurez. Y es importante, y siendo honestos, una visión después de que me convirtiera en padre de familia, hay muchas cosas que las sigo escribiendo. Sí, pero también hay que pensar en la herencia, en dejar algo, y esa es la importancia que tiene ese libro para mí, porque cuando lo estaba imprimiendo, me dije: “Ya tengo muchas ganas de salir con el libro y empezarlo a leer”. Era una necesidad de decir: “Lo de atrás, muy bien, se hizo, pero tengo ganas de volver a salir y empezar de cero”. Así es que, nuevamente, este libro es un libro número uno y, como tal, la emoción de sacarlo a todos los lados, y me ha dado muchas satisfacciones este libro. 

B. C.: En tu libro Ángeles suicidas, se produce un desfile de autorretratos y donde predominan las almas atormentadas. ¿Podemos decir que tener el alma atormentada es un tipo de terror? 

A. A.: Sí, ¿recuerdas a Platón con La caverna? Entonces, el alma atormentada, para mí, sería cualquier persona encadenada en la oscuridad y que toma como realidad las sombras, cuando no son ciertas, son una ilusión que se nos presenta. Si el alma a través del “atormentamiento”, por decirlo de alguna manera, se despierta, fenomenal. Se tratarla como en aquella película de los 90, Matrix, si a través de eso despiertas, fenomenal. Si despiertas a través de que te suceda alguna tragedia, fenomenal. ¡Lo importante es despertar! Cualquier día es bueno para empezar a despertar. Me gusta el terror por lo que genera. El terror es primitivo, el terror de que te mueras, el terror de que llegue un lobo y te devore. Entonces, trato de que así sean los textos, y de que se algo que te está mordiendo, y que te dice: “¡Muchacho, despierta!”


B. C.: Los poemas de la antología son algo fatalistas y provocan una inquietud anímica en el lector. ¿Con qué intención los escribiste y qué tipo de emoción pretendes despertar en el lector con sus versos?

A. A.: Sí, reconozco en mí un pequeño diablito que está picándome las costillas, sin la intención de hacerlo de esa manera. Sobre qué pretendo demostrar con mis versos, por lo menos la emoción, lo acabas de decir. Hay que excitar, hay que incentivarte, hay que hacerte reaccionar. Como lector que también soy, si algo te logra espabilar, si algo te logra acudir, pues se logró el objetivo. Si ese objetivo es a través de la risa, también qué bueno, ¿no? La especialidad de tu servidor es el terror, ¡y créeme que también me asusto bastante! No solo cuando escribo, también hay un punto en el que no distingo la realidad de la ficción. Entonces, eso es muy importante, que te espabile. Si conoces el modo objetivo, fenomenal, de eso se trata. 

B. C.: Muchos de los poemas de la antología Ángeles suicidas evocan una infausta realidad de la condición humana que es incómoda y dolorosa de aceptar. Ya que admitirla produce un sentimiento de desencanto y desesperanza, ¿la retrata con alguna intención más allá de despertar ese tipo de sentimiento?

A. A.: Claro, es una palabra que acabas de decir, que me sigue mucho, el “desencanto”. El desencanto es muy importante porque te aleja de tu zona de confort, nuevamente. Me encanta mostrar el mundo como yo creo que es, no necesariamente en su totalidad es brutal y asesino como lo planteo, pero es importante que sepamos que esa realidad existe. Entonces, el desencanto es muy importante en mi trabajo, porque es enfrentarte nuevamente; es muy bonito el mundo en rosa, muy “padre”. Sin que tú digas: “Ay, el mundo es rosa, me voy a casar, voy a tener hijos, voy a tener un buen trabajo”. Es muy bonito pensar así, ¡y qué bueno que lo hayas pensado! Pero también, si te lo tomas como una píldora para evadirte de la realidad, pues es muy triste. 
Entonces, es importante saber que el mundo es cruel, aceptar que el mundo es cruel, y que vas a hacer tú tu parte por tratarlo de mejorar. Así que es eso de lo que trato en mis libros. A través, a veces, de decirte… 
Recuerdo mucho… –va a sonar freudiano, pero soy defensor de Freud, ¡me encanta Freud!–… Recuerdo que mi mamá un día me dice, hablando sobre mi papá, que lo odiaba. De repente, siguiendo mi papá enojado y enojada mi mamá, diciéndole: “¡Cómo te odio, cómo te odio!”. Entonces esta se volteaba y me decía: “Hijo, te amo”. A ver, entonces, ¿eres una persona llena de odio o llena de amor? Y eso me gustó mucho también de denunciarlo, de que puedes tener una madre, de hecho todos tenemos una, y esa madre también siente, y eso es importante también aclararlo en los textos, que las personas con las que te interrelacionas también sienten y también tienen una doble, triple o cuádruple cara. Y de eso trata mi libro, de una denuncia. 
En el caso del gobierno, también denunciar que vendemos la mitad del mundo; aquello que empecé a ver en el canal de RT, insisto, me hizo empezar a escribir de otra manera distinta porque empecé a asimilar la manera en que piensan, no en Occidente –por no hablar del propio mundo occidental–, y me gustó mucho que a través del conocimiento, puedas hacer una denuncia fina, porque es muy importante no ser vulgar en tu denuncia. Recuerdo mucho que, un día, mi madre me pide que en un libro ponga un pajarito. Dice: “¿Por qué nunca pones un pajarito?” Y puse un pajarito muerto (risas). Y dijo: “¿Ves a lo que me refiero?” Yo no más puse un pajarito, ¡es que está muerto!, no pasa nada. Si notases también en el libro, cómo trato de no usar palabras altisonantes, porque es más fuerte la idea que rebajarla con palabras altisonantes, entonces yo siempre digo: “Yo puedo leer mis libros donde sea, no dicen ninguna grosería, ninguna palabra fea”. Entonces también trata de eso, saber hacer una denuncia fina. 

B. C.: Además del miedo, ¿crees que el misterio, lo sobrenatural y lo oculto seducen al ser humano más que otros temas? Explícanos tu punto de vista.  

A. A.: Sabiendo que estoy hablando con un público adulto: la ignorancia es lo que seduce mucho. El misticismo es algo que trata de cierta ignorancia. En vez de que tú salgas a buscar y trabajar, dejes todo a la suerte, la única suerte que existe es el trabajo. Eso cautiva a las personas, cautiva el miedo porque también es una forma de ser impotente, de reconocer tu falta de capacidad para hacer las cosas. “No estudio porque, ¿para qué estudio? ¿Y para qué trabajo, si uno no va a salir de esta mediocridad?” 
Entonces, es muy importante saber que te tienes que arriesgar. Y el miedo es eso, te estoy diciendo en los libros: “¡Muévete, muévete! ¡Hazlo, inténtalo! Inténtalo, pero para hacerlo, no para decir, ‘Oh, lo intenté, pero no pude’”. Eso no es válido, no puede ser. Una persona que estudia y trabaja, siempre va a querer más, pero en algo más positivo porque dice: “Sí, me lo merezco porque estoy trabajando”. Entonces, ¿qué sería la pregunta, si pensamos en lo contrario del miedo? Eso, cuando lo entiendes, dices: “El miedo es un sentimiento”. ¿Qué sería lo contrario del miedo? El valor. Entonces, tú sabrás si eres un cobarde, que está sentado, o si te vas a atrever a moverte en esta dialéctica del: “¡Vamos a hacerlo!” No sé si queda aclarada la pregunta, es muy compleja la pregunta, pero creo que la idea queda clara. 


B. C.: Tus poesías están escritas de una manera muy realista. ¿Cuál es tu preferida o la más perfecta en todos los sentidos? 

A. A.: Sí, es muy realista. Realmente tengo que remontarme a mi amigo, que me enseñó a leer, porque ha sido una persona que tuvo la tranquilidad de decirme qué se busca en los libros. Y él, me acuerdo que me decía: “Arturo, no seas cobarde, habla en primera persona. Habla de lo real y, seguro es fácil señalar a una tercera persona. Ellos tienen la culpa”. Decía: “Eso es muy sencillo, lo realmente complicado es cuando tú te aceptas como culpable”. Entonces, no sé si queda claro. Lo importante es lo que tú hagas por ti mismo; no lo que esperas que hagan las demás personas por ti. Tú puedes estar mucho por las personas, pero lo más importante es que empieces por ti.
De entre mis textos y mi producción, hay una que me gusta mucho, que es el “enfocarte”, y un texto con el que logró “enfocar mucho”, que logro el mayor objetivo, es un poema del cuarto libro que se llama “Nunca más”:

“Nunca pensar porque pensar conduce a la locura,
nunca pensar borracho porque eso conduce al suicidio” 
(…)

Me gusta ese texto, el acabado que tiene, por lo que está reflejando, más que la semántica, te lleva a pensar. Ese texto me agrada mucho, la desesperación que tienes en la bañera cuando te das cuenta de que el mundo no es lo que tú pretendes, el mundo no gira a tu alrededor y no te puedes dar por vencido. Porque lo único que te espera si te das por vencido es la soga; esa figura retórica se me hace muy emblemática y creo que es la que tengo mejor enfocada, además de agradarme mucho. 
La leía antes mucho en las lecturas públicas, pero los libros pasan. Hay una frase que les digo a todos los escritores: “No puedes estar leyendo tus textos de hace quince años. ¿A poco no te ha sucedido nada actualmente?” Entonces, siempre trato de defenderle o de leer cosas de mis nuevos libros porque, pues es lo que te está pasando en este momento. Pero, respondiendo a la pregunta final, sería ese texto de “Nunca más”. 

Y así finalizó esta extensa y divertida entrevista, pero de la que no quisimos restar ni un ápice de cualquier palabra, máxime por haber sido Arturo Accio tan generoso y paciente ante la espera del resultado. ¡Gracias Arturo! Ya formas parte de esta gran familia de correveidileanos. ¡Esperamos al zombi vegetariano!


¿Te perdiste la segunda parte?

Pincha aquí y podrás leerla...

Pepe Cocodrilo, Duquesa, 
Sissi, Zorro & Lipe de Vega

3 comentarios:

  1. Excelente trabajo!!! Realmente esta actividad fue magnífica!

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  2. Tienes razón, Erika!! Fue una entrevista inolvidable, gracias por tu comentario

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  3. Parabéns a todos pelo excelente trabalho!

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